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El asunto nuclear ha estado en el centro del debate internacional por décadas, avivando temores sobre una potencial carrera armamentista. En Medio Oriente, Israel es el único país que se da por hecho que tiene armas nucleares y detrás Irán queriendo desarrollarlas junto a una política de odio con sus vehementes amenazas hacia Israel y Estados Unidos. Pero ¿qué es el programa nuclear iraní que Israel quiere destruir? Y que ha desatado una guerra que durará semanas.
“Átomos para la paz”
En 1950, durante el reinado del Shah Mohammad Reza Pahlavi, previo a la Revolución Islámica de 1979. Irán era un aliado estratégico de Estados Unidos, en el contexto de la Guerra Fría, y Washington promovía la difusión de la energía nuclear civil como parte de su iniciativa global conocida como “Átomos para la Paz”, impulsada por el presidente Dwight D. Eisenhower. Incluso tenía relaciones diplomáticas con Israel.
En 1957, Irán y Estados Unidos firmaron un acuerdo de cooperación nuclear, y en 1967, con asistencia estadounidense, se inauguró el Centro de Investigación Nuclear de Teherán (TNRC). Este centro incluía un reactor de cinco megavatios suministrado por General Atomics, con uranio altamente enriquecido al 93%, lo que marcó el primer paso concreto hacia una infraestructura nuclear nacional.
Durante los años 1970, Irán, respaldado por ingresos crecientes del petróleo, planificó una ambiciosa expansión nuclear. Con el apoyo de empresas de la entonces Alemania Occidental y Francia, el Shah proyectaba construir hasta 20 reactores nucleares comerciales. En 1974, estableció la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI) y firmó contratos con Siemens para la construcción de la planta nuclear de Bushehr, en la costa del golfo Pérsico.
Con la llegada de la Revolución Islámica y la instauración del régimen teocrático liderado por el ayatolá Ruhollah Jomeini, antecesor de Alí Jamenei, las relaciones con Occidente se rompieron abruptamente. Muchos de los proyectos nucleares fueron suspendidos o abandonados, y las empresas extranjeras se retiraron. El reactor de Bushehr quedó inconcluso, y Estados Unidos detuvo el suministro de combustible nuclear.
Durante la década de 1980, en plena guerra Irán-Irak, el programa nuclear se estancó, pero no desapareció. En los años 90, Irán retomó su interés nuclear con ayuda de Rusia y China, iniciando la reconstrucción de la planta de Bushehr y desarrollando nuevas instalaciones, muchas de ellas en secreto.
Revelación de instalaciones atómicas secretas
Todo cambió el 14 de agosto de 2002. Alireza Jafarzadeh, portavoz del Consejo Nacional de la Resistencia Iraní (NCRI), brazo político del grupo opositor en el exilio Mujahedin-e Khalq (MEK), reveló en conferencia de prensa en Washington D.C. la existencia de dos instalaciones nucleares secretas que no habían sido declaradas por Irán.
- Natanz: una instalación subterránea destinada al enriquecimiento de uranio mediante centrifugadoras.
- Arak: un reactor de agua pesada diseñado para producir plutonio, otra ruta alternativa para obtener material fisible para armas.
Estas instalaciones no aparecían en ningún informe del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica). La revelación desató un terremoto diplomático. En cuestión de semanas, inspectores internacionales exigieron acceso, y en 2003, Irán aceptó de forma temporal la supervisión, aunque ocultó detalles cruciales, lo que incrementó la sospecha. Aunque no ha concluido que Irán haya producido un arma nuclear, ha señalado repetidamente que Teherán no ha cooperado plenamente para disipar todas las dudas.
Netanyahu: Décadas de advertencias
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha sido el rostro más visible y persistente en denunciar públicamente el programa nuclear iraní. Desde la década de los noventa, convirtió esta amenaza en un eje de su política exterior, alertando sobre las aspiraciones y logros de los iraníes.
En la Asamblea General de Naciones Unidas de 2012, Netanyahu, frente al mundo, mostró un cartel con el dibujo de una bomba de caricatura y trazó una línea roja en el 90% de enriquecimiento, advirtiendo que Irán estaba cerca de obtener una bomba nuclear.
En 2015, se firmó un acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Irán llamado JCPOA, por sus siglas en inglés, conformado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, más Alemania (P5+1). Con el objetivo de que ese programa iraní sea exclusivamente pacífico, Netanyahu lo calificó como “un error histórico” que allanaba “el camino para que Irán obtenga la bomba”.
En una presentación televisada en inglés en 2018, Netanyahu mostró documentos que, según Israel, fueron sacados de un almacén clandestino en Teherán. Afirmó que probaban que Irán tenía un proyecto secreto, llamado “Amad”, para diseñar armas nucleares, suspendido en 2003 pero no abandonado. Las pruebas fueron entregadas al OIEA y reactivaron el debate sobre las verdaderas intenciones iraníes.
Incluso tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo bajo Donald Trump en 2018 y el regreso parcial del programa nuclear iraní, Netanyahu continuó afirmando que Irán estaba a “pocos meses” de tener armas nucleares.
La inteligencia estadounidense ha sido más cauta. En 2007, 2011 y 2022, informes desclasificados de la CIA y otras agencias concluyeron que Irán había detenido su programa de armas nucleares en 2003, aunque mantenía capacidades técnicas y conocimientos que podrían permitirle desarrollarlas si lo decidía.
El líder supremo, Ali Jamenei, ha emitido edictos religiosos (fatwas) declarando que las armas nucleares son “haram” (prohibidas por el islam), aunque los críticos señalan que tales declaraciones no son legalmente vinculantes ni verificables.
Estado del programa nuclear iraní en 2025 (hasta este 13 de junio)
El Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS) estimó que Irán podría fabricar 25 kg de uranio apto para una bomba (WGU) en 2 a 3 días desde Fordow, y entre 9 a 11 armas en el primer mes si se dedicara completamente a ese objetivo. Su infraestructura de centrifugación excede en más de 10 veces los límites del JCPOA y siguen operando nuevas cascadas y centrifugadoras avanzadas.
Este año se informó de avances en misiles balísticos de largo alcance, como el Qassem Bassir, capaz de portar ojivas potencialmente nucleares y cubrir más de 1,200 km. A fines de mayo de 2025, el OIEA reportó que Irán acumulaba más de 408 kg de uranio enriquecido al 60%, un nivel muy cercano al grado militar, y un aumento del 50% respecto a febrero.
- Técnicamente, Irán ya tiene material y capacidad para producir armas nucleares con rapidez, si decide hacerlo.
- Diplomáticamente, ha levantado muros al OIEA y se aleja del JCPOA.
- Militarmente, desarrolla misiles y anuncia nuevos sitios de enriquecimiento.
Un Irán armado podría desencadenar una carrera nuclear en Medio Oriente, con países como Arabia Saudita o Turquía buscando su propio arsenal atómico.